No hay vistas, ni relieve más allá de unas decenas de metros. Pero la mañana tiene su propio encanto: ese toque de singularidad que transforma el paisaje. La Reserva de la Biosfera Terras do Miño, la tierra de los mil ríos, es también el hogar natural de la niebla matinal.
Noviembre es lo que tiene. Un mes en el que la luz aparece cada día un poquito más tarde y desaparece un poco antes. Para poder realizar nuestras salidas recreativas, el despertador debe sonar antes… pero merece la pena.
Aún podemos contemplar la mezcla de colores del otoño: hojas pardas y verdes que los árboles se resisten a dejar caer, y un suelo que las recibe, las oscurece y, con la ayuda de la humedad, las descompone hasta convertirlas en el sustrato que volverá a alimentar al bosque. El ciclo perfecto de la vida vegetal.
Y ahí estamos nosotros, humanos que por unas horas nos volvemos casi cuadrúpedos, apoyándonos en nuestros bastones para subir con soltura las cuestas de los montes de Castroverde, acompañados por la niebla, la luz tenue de noviembre y el encanto silencioso del bosque.
ACTIVIDAD SUBVENCIONADA POR LA Excma. DIPUTACION DE LUGO. ÁREA DE MEDIO AMBIENTE .
Link acceso site da Excma Deputación de Lugo adicado a Reserva da Biosfera Terras do Miño
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